El abogado laboralista es aquel profesional que ha dirigido su especialización como letrado hacia el dominio de los derechos y deberes de los trabajadores y empresarios, así como de todo los aspectos relativos a la Seguridad Social que les puedan afectar de manera directa o indirecta. En consecuencia, su formación y experiencia le convierten en la persona perfecta para defender tus intereses laborales en aquellos supuestos en los que consideres que se han visto menoscabados.
A continuación te explicamos cuáles son sus funciones y cuándo es recomendable contar con un abogado laboralista tanto si eres un empleado, como el dueño de una compañía o un representante sindical.
Funciones principales de un abogado laboralista
La labor de un abogado laboralista se dirige a la representación y defensa de los intereses de su cliente, siempre que su trabajo tenga como escenario jurisdiccional el ámbito de lo social. De esta forma, sus funciones se resumen en:
- Asesoramiento jurídico, tanto en un procedimiento legal como en la aplicación normativa.
- Representación legal ante tribunales y administraciones, así como en procesos de arbitraje, mediación y conciliación.
- Participación en negociaciones colectivas, tanto convenios como cualquier otro acuerdo que se quiera alcanzar entre el grupo de empleados y la compañía.
- Resolución de conflictos laborales en materias tan amplias como contratos, despidos, retribución, jornada laboral, teletrabajo o formaciones entre otros muchos aspectos que pueden dar origen a una controversia en el trabajo.
- Control del cumplimiento legal por parte de las empresas, especialmente ante cambios normativos que exijan la introducción de modificaciones en procesos internos o alteraciones en los derechos y deberes de los empleados o las compañías.
- Actualización y explicación de la legislación laboral –función muy vinculada al punto anterior–, que conlleva la formación didáctica del impacto que supone una modificación de la legislación laboral y de la Seguridad Social para las partes afectadas.
¿Cuándo conviene acudir a un abogado laboralista?
Tras repasar las funciones propias de un abogado laboralista, es el momento de adentrarse en quiénes son las personas que podrían demandar sus servicios. En este sentido, y aunque la atención tiende a dirigirse solo a la defensa de los derechos de los empleados, es importante recordar que también puede representar los intereses de las empresas o de un sindicato o colectivo de trabajadores.
Si eres trabajador
Desde posibles incumplimientos de contrato hasta la negociación de las condiciones asociadas a un despido, pasando por la denuncia de una situación de acoso laboral. Los motivos que pueden llevar a un empleado a requerir de los servicios de un abogado laboralista son tan numerosos como derechos laborales reconocidos que un trabajador puede reclamar proteger. De esta forma se recomienda que, siempre que se perciba que se pueda estar produciendo un potencial perjuicio hacia ellos, se acuda a la figura de este profesional para garantizar su salvaguarda.
Además, actúa como representante legal del trabajador en los procesos que se puedan iniciar con la Administración o en procedimientos judiciales de lo social.
Si eres empresa
Tanto garantizar el correcto cumplimiento normativo como asesorar y representar en las negociaciones colectivas, o hacer frente a cualquier reclamación por incumplimiento de la legislación aplicable a un caso concreto. El abogado laboralista es el responsable de proteger y defender los intereses de la empresa frente a terceros, en aquellos procesos circunscritos al Derecho laboral y la Seguridad Social.
Por último, también es el responsable de actuar como el representante de la compañía ante la Administración o en cualquier procedimiento legal vinculado a la jurisdicción social.
Si representas a un sindicato o colectivo
Especialmente importante en los casos de asesoramiento en la redacción o actualización de los convenios colectivos, así como en la defensa de los intereses de los trabajadores en las negociaciones mantenidas con la empresa. De esta forma, por ejemplo, el abogado laboralista se convierte en un profesional fundamental en las conversaciones que tienden a rodear fusiones o adquisiciones empresariales, y que pueden conllevar procesos de un elevado número de despidos.
Además, también son figuras muy reclamadas cuando los datos financieros no acompañan a una compañía y la misma se ve obligada a adoptar medidas temporales que, normalmente, afectan a la retribución de los empleados o a sus condiciones laborales.
¿Qué diferencia a un buen abogado laboralista?
De la propia explicación de las funciones del abogado laboralista, y de los momentos en los que resulta conveniente acudir a esta figura, se desprenden las principales facultades que se le deben exigir a este profesional. Estas capacidades se resumen en: elevados conocimientos sobre la legislación laboral y de la Seguridad Social, dotes de negociación y habilidades comunicativas.
Conocimiento actualizado del Derecho laboral
El primer requisito que se le exige a un abogado laboralista de nivel es que cuente con una profunda formación técnica del Derecho laboral y de la Seguridad Social. Por esta razón, entre las leyes y normativas sobre las que deberá demostrar un dominio exhaustivo están el Estatuto de los Trabajadores y la Ley General de la Seguridad Social.
H3: Capacidad de negociación y defensa
En atención a quién sea la parte que ha contratado sus servicios, el abogado laboralista puede representar tanto a los trabajadores como a los empresarios. Es por ello que se le exige una alta capacidad de negociación, ya sean actos de conciliación en los que se busque evitar la llegada a un proceso judicial como en las discusiones sobre los términos de un acuerdo que ponga fin a un conflicto legal. Pero, también, adecuadas dotes para argumentar la postura de la defensa en el supuesto de que el caso termine en la sala de un tribunal.
Cercanía y claridad en la comunicación
Como parte del trabajo que desarrolla el abogado laboralista, también destaca la obligación de mantener puntualmente informado a su cliente y asegurarse de que entiende cada aspecto legal que le afecte. Una comunicación que debe realizarse siempre de manera clara y cercana, traduciendo o explicando los puntos más técnicos con el objetivo de garantizar que su representado comprende las implicaciones de cada decisión adoptada. En estas habilidades de comunicación no solo influye la formación legal adquirida, también la experiencia profesional desarrollada a lo largo de los años. Una trayectoria que en Ancla Abogados avalamos a través de los más de 30 años que llevamos asesorando y acompañando a nuestros clientes.





